El color del poder

Honrar el diálogo de buena fe

A lo largo de dos semanas, la provincia fue protagonista de jornadas de extrema tensión que se llevaron toda la atención de los medios nacionales. La manipulación mediática y el accionar inescrupuloso de un sector de la dirigencia política despojada totalmente de las reglas que impone la vida democrática fueron el combo perfecto para alterar la paz social del pueblo misionero. La vocación de diálogo permanente del Gobierno misionero fue clave para desarmar un conflicto generado por oportunistas actores políticos de la oposición.

La búsqueda y consolidación de la paz está en la esencia de cualquier pacto social. Acotar las divisiones, enmendar errores y reparar daños, desalentar los enfrentamientos, sanar rencores y resentimientos, levantar a los caídos e incluir a los marginados, y, en lo posible, neutralizar todo motor de violencia, constituye la esencia de un buen gobierno y cimenta cualquier programa que aspire a un futuro viable.

La orientación hacia la paz, superando rencores, envidias, pugnas y divisiones, configura una piedra fundamental para cualquier sociedad y, necesariamente, un eje central también de nuestro reflexionar.

La paz social fue definida por San Agustín como uno de los mayores bienes terrenales, aunque requiere indefectiblemente del ordenatorio poder de gobierno. Y remarca en su icónica obra “De civitate Dei” que, para evitar la servidumbre de la anarquía y el crimen, es preciso aceptar el poder político, que sostenga la ansiada “tranquilidad en el orden”.

Sólo el orden justo para el bien común permite el florecimiento de aquella. Por su parte, Tomás de Aquino en la “Summa Teológica” analiza los contrarios como modo de ilustrar su contenido. De ahí que diga que a la paz se oponen dos tipos de disensiones: “la de los hombres entre sí, la del hombre consigo mismo”. También se refiere a los obstáculos, los que creen en la guerra como modo de lograr la paz, claramente visible en el lema romano “si vis pacem, para bellum”, y todas las inclinaciones contrarias al otro, el odio, el desprecio, la envidia, el disenso, la indiferencia. Es que la amistad en política no es algo dado, sino construido de modo arduo. Lo dado es la tendencia a la enemistad, como rasgo permanente de la condición humana.

Cuando Platón pensó en una república guiada por sabios guardianes, partía del concepto de que, así como la moral estaba destinada a ordenar en lo interior las conductas humanas, la política era el ordenador de la vida.

La discusión respetuosa, sin insultos ni atribución de intenciones es fundamental para la convivencia. En tiempos signados por rumores y difamaciones, el sano debate de ideas se ha vuelto fundamental para el fortalecimiento democrático y el respeto por la diferencia.

La clase política debe entender que en un auténtico debate de ideas no ganan o pierden personas, sino que ganan todos, porque ganan los mejores argumentos y las ideas más convincentes. En un auténtico debate de ideas todos aprenden, incluso a matizar nuestras posiciones, a reconocer errores, a comprender la complejidad de los temas, y aleja a todos de la simplificación que polariza la sociedad. En un auténtico debate de ideas los temas de discusión nunca son la vida personal de quienes debaten. Pero cuando las personas no saben argumentar o no tienen más argumentos por falta de profundidad o de claridad, comienzan a señalar problemas o debilidades personales de sus interlocutores y, en lugar de responder al argumento contrario, pierden el debate y perdemos todos.

La construcción de una sociedad que trabaje por el bien común requiere de acuerdos y de proyectos a largo plazo. El diálogo es la herramienta fundamental que nos permite avanzar, poniendo los argumentos por encima de los intereses personales.

El diálogo nos hace capaces de descubrir que no coincidimos en todo ni estamos en todo en desacuerdo; nos permite fortalecer lo que nos une y aceptar lo que nos divide, buscando también consensos en decisiones difíciles.

La comunidad política es auténtica cuando existen vínculos reales y solidarios que, en medio de las diferencias, van más lejos de una superficial tolerancia o de respeto por las normas, sino que se realiza en la construcción colectiva de un nosotros que solo se hace posible desde el respeto por la dignidad de todo ser humano y la confianza en las instituciones.

El lamentable papel de una oposición irresponsable

Con una narrativa extremista, polarizante y antidemocrática, actores de la oposición misionera han intentado instalar la agenda del fracaso, la frustración y el resentimiento en una sociedad misionera que no está acostumbrada a atravesar eventos que perturben la paz social. En una actitud cobarde y dañina, con la utilización de grandes medios concentrados nacionales, la manipulación del metaverso creado en el ámbito digital con la difusión indiscriminada de fake news y operaciones coordinadas desde troll centers dentro y fuera de la provincia, dirigentes opositores que recibieron un verdadero mazazo del pueblo misionero el 7 de mayo de 2023, donde fue erigido como gobernador de la provincia Hugo Passalacqua con el 67% de los votos, emprendieron una aventura con intenciones desestabilizantes y golpistas totalmente alejados de las reglas que impone la democracia. Lo que surgió como un reclamo salarial entendible en un contexto nacional en donde los altos niveles de inflación producto de la política económica llevada adelante por el presidente Milei, terminó desvirtuándose hasta convertirse en una intentona de dirigentes opositores que dejaron al descubierto que representan a la más baja calaña de la política. No vale todo, menos cuando se pone en juego el orden público y se altera la paz social.

Dicho esto, adquiere especial relevancia lo dicho por la filósofa y politóloga belga Chantal Mouffe: “La dificultad para el sistema democrático radica en que esos los reclamos racionales se contaminan a partir de que se expresan en un marco simbólico de extremidad. En este sentido, la mediación política y mediática se dificulta, formándose dos espacios simbólicos ideológicos que se observan entre sí, pero no interactúan. Es ahí donde la polarización afecta las interconexiones institucionales y simbólicas que el sistema democrático necesita para resolver los conflictos. La negociación y el diálogo son parte de las relaciones agonistas. Existen en el marco de las diferencias. Pero el problema que se presenta es que los encuadres polarizantes crean dos espacios desconectados”.

Lo sucedido debe encender una luz de alerta en la sociedad. La irresponsabilidad política de determinados actores políticos no debe pasar desapercibida y, cuanto menos, debe ser repudiada y condenada, toda vez que el accionar malicioso y despojado de las reglas de la vida democrática busco infundir miedo y generar caos en una sociedad que hace más de veinte años ha elegido vivir en paz, lejos de la grieta que infundieron durante tantos años a nivel nacional los espacios políticos con los cuales se referencian estos personajes locales.

La legitimidad se construye desde las urnas

Sin estridencias ni grandes promesas, pero si asumiendo con mucha humildad y responsabilidad el compromiso de estar al lado de los que lo necesitan, el Gobierno de la Renovación Neo supo construir una sociedad que vive en paz y que ratifica el rumbo elegido en cada contienda electoral.

El conflicto policial fue un hecho inédito en la vida de los misioneros. Un minúsculo grupo de policías, con inobservancia de los reglamentos y las leyes que les rige decidió embarcarse en la aventura de la toma del Comando Radioeléctrico de Posadas. Con el correr de los días, el repudiable hecho con tintes sediciosos desnudó el verdadero trasfondo: el conflicto no era netamente salarial, tenía una intencionalidad política que era alentada por nefastos actores de la oposición.

Con una vocación permanente al diálogo, el Gobierno logró destrabar un conflicto que tuvo en vilo a la sociedad misionera y finalmente se llegó a un acuerdo. Al mes de junio, la Policía de Misiones será una de las mejores pagas del país.

Pero no terminó todo allí, un pequeño grupo de docentes continúa con los intentos de alterar la paz social de los misioneros, aunque con menos fuerza. Los cortes de rutas en diferentes puntos de la provincia se han transformado en el principal elemento deslegitimante de esa guerra impulsada por la casta gremial docente. Diferentes cámaras empresarias, productores y reconocidos referentes de la sociedad han expresado su repudio al accionar de este minúsculo grupo radicalizado que se ha convertido en el principal causante de pérdidas millonarias del sector productivo de la provincia.

Así las cosas, el Gobierno de la Provincia avanza en las negociaciones con la mesa de diálogo docente. El diálogo siempre ha sido el norte del Proyecto Misionerista para la búsqueda de soluciones, pero cuando hablamos de diálogo, nos referimos al diálogo de buena fe, despojado de segundas intenciones.

En la última reunión estuvieron presentes autoridades provinciales y se escucharon todas las voces que cuentan con legitimidad gremial: UDPM, SIDDEP, UDA, SEMAB-CEA, SADOP y AMET.

Los canales de diálogo permanecen abiertos de forma permanente y la mesa de trabajo ha consensuado volver a reunirse el próximo 4 de junio para evaluar cada una de las propuestas.

Que los conflictos se solucionan con diálogo, no hay duda. Pero el diálogo debe ser de buena fe.

Por Nicolás Marchiori