Al Nobel de la Paz se le escapó un misionero

Tras lo sucedido de público conocimiento en Chile y Bolivia, donde la crisis y el desasosiego en el pueblo latinoamericano parecen no querer irse, en este rincón del país existe otro panorama social totalmente opuesto. Tal vez en algunos de los países de América Latina no lo sepan, producto de su sencillez y austeridad. Se trata de la paz social y política en Misiones.

Gobernadores como Hugo Passalacqua, con su actitud colaborativa, contribuyeron vehementemente a mantener la paz social y la democracia en el país. Ha tomado actitudes decisivas, pensando siempre en las demandas de los misioneros y hallando las soluciones más factibles, sin tomar deudas. También apostó al diálogo para dejar atrás la grieta a nivel nacional, donde muchos dirigentes piensan más en pactos de señores pensando más en un partido, que en la gente.
La crispación social muchas veces puede provocar que un solo gesto o una palabra despierten reacciones y termine en violencia. En cambio, Misiones termina la gestión de Passalacqua en paz. Esto se debe a audacia de la filosofía Misionerista, que se basa en resolver los problemas de la gente por encima de los problemas de los políticos.

El pueblo quiere paz, tranquilidad; quiere un gobierno activo que le ayude a pagar las cuentas, que le abone el salario a tiempo y le brinde buenos servicios de salud, educación, seguridad.
En ese sentido, el Hospital Madariaga; la Escuela de Robótica; el Boleto Educativo Gratuito; los programas que desprenden del Ahora Misiones con sus descuentos y reintegros; los bonos; los 200 puentes; centenares de obras de asfalto en todos los municipios, son uno de los reflejos que llevan a entender el apoyo que tuvo el Misionerismo en las elecciones del 2 de junio, con el 75% de la confianza del pueblo.

Sin embargo, a nivel nacional se hizo todo lo contrario. Se ajustó; se devaluó; se abrieron los mercados para destruir la industria nacional; le quitaron aportes a las provincias en materia de salud y educación; le redujeron obras; hubo aumentos del precio de los alimentos y los servicios.

No obstante, desde Misiones se arremangó y pensó soluciones para mantener la paz social, con madurez, seriedad y una clara muestra de alta jerarquía política, que es la que debe emerger en los momentos más difíciles, porque en los momentos fáciles cualquiera puede ser estratega. Lo difícil es campear las tormentas. Ningún mar en calma hizo experto a un marinero.
Aquella confianza de la gente que se depositó en Oscar Herrera Ahuad en la gobernación fue producto de la estrategia Misionerista a nivel provincial. De la misma manera se dio en Posadas, con la ilusión renovada hacia una ciudad limpia y ordenada de la mano del electo Lalo Stelatto, un ingeniero que no tenía antecedentes políticos y que ahora tendrá la difícil tarea de poner a la Capital provincial en aguas serenas.

El Nobel de la Paz merece tener el nombre de Hugo Passalacqua, quien finalizará su gestión el 10 de diciembre próximo, siendo la octava economía en el Producto Bruto; una de las cuatro que no tomó deuda; y una de las dos que paga los sueldos al día. Pero por sobre todas las cosas, en paz. Dejará en orden a quién les sucederá, la dupla de médicos Oscar Herrera y Carlos Arce, dos políticos disruptivos que representarán fielmente a los misioneros y la Renovación 5.0 NEO.

Artículo publicado en el sitio Muy Temprano – http://muytemprano.com.ar/web/